La consejería secular o psicoterapia “profesional” que se enseña en las escuelas “laicas” no está libre de religión. Ningún ser humano ni ningún desarrollo humano pueden existir sin religión.
Cabe aclarar que ni la psicoterapia ni la psicología son una religión en sí mismas pero pertenecen una religión y esta se llama: humanismo.
Los psicoterapeutas son al humanismo lo que los pastores son al cristianismo. Un cristiano que acude a un psicoterapeuta es igual a un cristiano que recurre a otra religión en medio de sus problemas.
¿En qué consiste la religión del humanismo?
Gerald McDermott, en su libro World Religions, presenta ciertas preguntas que toda religión responde:
1. ¿Cuál es la preocupación suprema de esa religión? (Esto significa la meta final que buscan los practicantes). 2. ¿Cuál es el punto de vista de lo que es la realidad en esta religión?
3. ¿Cuál es el problema básico del ser humano?
4. ¿Cómo se resuelve el problema básico del ser humano?
El humanismo responde a estas y a otras preguntas similares de la siguiente manera:
La visión de la realidad
La visión de la realidad desde el humanismo secular es que no hay un ser divino trascendental que deba ser adorado, por lo que el hombre mismo termina convirtiéndose en el centro de su propia adoración y, al mismo tiempo, irónicamente, no es más que polvo cósmico, un animal superdesarrollado, sin significado ni propósito existencial. El mundo es solo material, no hay un mundo espiritual, por lo que todos los problemas y soluciones deben ser hallados en el mundo material.
El propósito de la existencia humana
Puesto que no hay un ser divino trascendental que determine el propósito de la existencia humana no hay ningún propósito definido, de modo que solo queda intentar disfrutar de esta vida tanto como sea posible. Así, en última instancia, esto se convierte en la meta de la religión humanista: la felicidad y realización personal.
El problema básico humano
Ya que en esta religión el hombre es el objeto principal de su propia adoración, y ya que su meta primordial es su propia felicidad y el mundo espiritual no existe, el problema básico del humano llega a ser todo aquello que sea externo al ser humano y que le impida alcanzar su felicidad personal, todo aquello que lo oprima, lo haga sentir mal o infeliz: Sus circunstancias, la sociedad, traumas del pasado, desbalances químicos, etc. El problema, sea como sea, nunca puede ser algo espiritual y nunca puede ser el hombre mismo sino algo externo a él en el mundo material. El hombre debe ser visto siempre una víctima de lo que le sucede, y como el centro y protagonista de su propia historia.
La solución al problema básico humano
Consecuentemente, la solución a los problemas humanos debe encontrarse en el mismo ser humano. En amarse, aceptarse, conocerse, perdonarse, consentirse, pensar más en sí mismo, creer en sí mismo, ¡vivir para sí mismo! Y, puesto que existe solo un mundo material, si el hombre no logra alcanzar estas cosas debe ser ayudado mediante el uso de medicamentos, dietas especiales, o la implementación de políticas que modifiquen su entorno social.
El estándar último Finalmente, el humanismo secular enseña que la mente humana, su razón y sus sentimientos, son el estándar supremo de la verdad y el bien. Al mismo tiempo que enseña, inconsistentemente, que no hay estándares últimos.
Así, el humanismo secular es a la vez irracionalista y racionalista, relativista y tiránico. No hay verdades absolutas, pero el humanismo secular es la verdad absoluta. ¡Esta es la religión de la consejería y psicoterapia seculares! Las escuelas “laicas” que enseñan psicología, por lo general pertenecen a la religión humanista, enseñan psicología humanista, psicología desde estos presupuestos religiosos.
¿Es lícito que un creyente recurra a esto? No lo sé… ¿será lícito que recurras a los líderes de una religión opuesta a lo que tú como cristiano amas y crees y abras tu corazón para recibir dirección de ellos? Juzgue cada quien.
Alejandro González Viveros.
Comments