La doctrina de la Trinidad es la joya más preciosa del cristianismo, la lupa por la cual comprendemos toda la teología. No aparece en la Escritura como doctrina definitiva, no obstante, trinidad es la única palabra que puede unir y concluir toda la revelación de Dios en el Antiguo y Nuevo Testamento, (1) la revelación del único Dios en el Antiguo Testamento, con (2) la revelación del Hijo de Dios y del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento y (3) también los momentos del Antiguo Testamento que sugieren la pluralidad de Dios.
La iglesia de Cristo siempre ha creído en la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Incluso creyó en el Dios Trino antes de definir esta fe en forma de doctrina y dogma. La prueba más clara es el Nuevo Testamento mismo. Otra prueba importante es el Credo Apostólico, probablemente la elaboración del siglo II de la fórmula bautismal. Clemente obispo de Roma, uno de los padres apostólicos y probablemente alumno de Pablo exhorta a finales del primer siglo a la iglesia de Corinto diciendo: ¿No tenemos a un Dios, un Cristo y un Espíritu de Gracia?’
El ministerio de definir y precisar teológicamente la doctrina empieza en la iglesia del siglo II. Unos pensadores cristianos, que reciben el nombre de apologistas, defienden la fe de la iglesia ante el politeísmo, la filosofía pagana y el gnosticismo. Se sirven para esta defensa de los conceptos filosóficos de la época. Cuando más tarde, pero en el mismo siglo, los obispos y teólogos empiezan a reflexionar sobre la revelación bí blica para comprenderla mejor, continúan con esta práctica. En occidente son Irene de Lyon (nacido 130 en Asia) y Tertuliano de Cartago (160-220). Tertuliano fue el primero en utilizar las palabras substancia (una sola substancia), persona (tres personas) y Trinidad para explicar la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Por su énfasis en la relación económica (división de ministerios) entre las tres Personas, mantiene la subordinación del Hijo y del Espíritu Santo al Padre. En oriente Orígenes de Alejandría (185-253) comprendió la relación entre las personas divinas por el platonismo. Por ejemplo comprendió Hebr. 1.3, que dice que el Hijo es (…) la expresión exacta de la naturaleza (hipótesis) del Padre en el sentido de que el Hijo es una repetición de un principio – lo divino - en otro nivel inferior. La consecuencia es que en la teología de Orígenes el Hijo es en su esencia subordinado al Padre.
Las tendencias unitarias o anti-trinitarias
La doctrina de Trinidad en desarrollo no pudo convencer a todos los cristianos de los primeros siglos. Hubo varios intentos para evitarla. Distinguimos dos tendencias antitrinitarias o unitarias principales. Lo que tienen en común es que sólo definen al Padre como Dios verdadero.
1. El modalismo; El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son apariencias del mismo Dios, tres nombres del mismo ser que se presentan en tres distintas condiciones, determinadas por el ministerio: como Padre creador y legislador, como Hijo salvador y como Espíritu Santo, el vivificador. El modalismo volvió en la Edad Media en las sectas panteístas, como la de Joaquín de Fiore (1130-1202), que distinguió las épocas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en la historia. Ciertas alas del anabaptismo (1534) enseñaban que el Dios verdadero es el Dios dentro de nosotros, que es el mismo que el Cristo verdadero y el Espíritu verdadero.
2. El adopcionismo, que fue poderoso en los siglos IV y V por Arrío (presbítero de Alejandría). Su teología era que sólo el Padre es eterno y que el Hijo es un ser entremedio, creado antes del hombre, pero no es eterno y por tanto no tiene tener la misma naturaleza que el Padre. Es dios por la gloria otorgada a él por el Padre, que lo adoptó como hijo, que no obstante no es su gloria propia y personal. El Hijo es un mediador entre el Padre y la creación. Entre el Hijo y la creación hay otro mediador, el Espíritu. Un elemento esencial en esta doctrina es el dualismo: entre Dios y la creación debe haber algunos seres entremedios para realizar la creación y la salvación. Arrio se sirvió de pasajes como Prov. 8.22 y Mar. 13.32 para enseñar la subordinación del Hijo al Padre.
Las consecuencias de la doctrina arriana fueron grandes: Dios es un Dios inaccesible, que sólo se comunica por medio del Hijo, quien no es Dios. El gran oponente de Arrio fue Atanasio, a partir del año 328 obispo de Alejandría, que defendió con firmeza una doctrina en la cual Dios verdaderamente es el Salvador por medio de su Hijo. En Cristo, a causa de nuestra salvación, el Dios eterno se hizo hombre. Los Concilios de Nicea y Constantinopla (325, 381), convocados por los emperadores cristianos, tomaron la decisión de que el Hijo no fue creado, sino engendrado, de la misma substancia del Padre. Las palabras griegas precisas para decidir las cuestiones doctrinales, no tenían el propósito de sustituir el testimonio bíblico, ni explicarlo, sino expresar cómo debe ser comprendido.
El adopcionismo ha acompañado durante los siglos a la iglesia. En nuestra época es representado por los Testigos de Jehová.
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