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Luis Vogt

La doctrina de la Trinidad (2)

La teología desea comprender la verdad de Dios y la del hombre. La verdad de Dios es la revelación de su Ser Admirable, que nos obliga a confesarlo como nuestro único Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. La doctrina de la Trinidad no es especulación filosófica, sino confesión obediente del testimonio bíblico. Resulta que el motivo más profundo de Dios es el amor y este motivo es igual a su Ser, que es la relación y comunión de amor entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, de modo que la doctrina de la Trinidad nos da una idea más rica de lo que significa Dios es amor (1Juan 4.8). Toda nuestra existencia y toda nuestra salvación dependen de conocer el amor, la bondad y la gracia de este Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. En todo caso, las relaciones entre las personas divinas no son separaciones, sino conexiones. El Padre nunca es sin el Hijo, ni sin el Espíritu Santo. Confesar al nombre del Padre ya es confesar al Hijo y al Espíritu Santo.

La doctrina de la Trinidad en el protestantismo

El protestantismo en todas sus confesiones (luteranismo, protestantismo reformado y anglicanismo) afirmó los dogmas de la iglesia antigua con respecto a la Trinidad y los aplicó en su comprensión renovada de la soteriología (doctrina de la salvación) y la pneumatología (doctrina del Espíritu Santo). También los defendió contra las tendencias anti-trinitarias que volvieron a manifestarse, por un lado en el anabaptismo y por otro lado en el unitarismo radical de por ejemplo Miguel Servet.

La doctrina de la Trinidad en los últimos siglos

La crítica del dogma por los unitarios en el siglo XVI fue un fenómeno marginal, pero tuvo influencia grande en el siglo XVIII, cuando el racionalismo se apoderó de la teología protestante. El racionalismo en realidad elimina todo lo que no es lógico de la doctrina. Cuando mantiene la idea de un dios, este dios es es singular y Cristo es un hombre extraordinario, capaz de fundar el Reino de Dios en el mundo y por eso es coronado por Dios como rey y señor. La función de la gracia en el racionalismo es limitada y por eso no hay necesidad de un Espíritu Santo divino que la aplique.

La teología liberal que vino después del racionalismo se distanció cada vez más de la doctrina de la Trinidad. Sin embargo, también entre los protestantes y evangélicos que quieren ser fieles a la Palabra de Dios apareció el unitarismo. Ya vimos que los Testigos de Jehová (1881) siguen cierta forma de arrianismo. Hay otros evangélicos que volvieron al modalismo, como el pastor y líder pentecostal W.H.Offiler (1875-1957) y su movimiento de Solo Jesús. Enseñó que Dios no es tres personas, sino una. Jesús es el mismo que el Padre y el Espíritu Santo. El nombre más propio de Dios por eso es Jesús.

Las obras del Dios Trino

Investigamos hasta ahora el ser del Dios trino. Otra manera de comprender la Trinidad es por medio de las obras de Dios. Existe una tendencia de atribuir a cada una de las tres personas de la Trinidad, una de sus obras principales: la creación y la providencia al Padre, la salvación al Hijo, la santificación (perfección) al Espíritu Santo, y esta tendencia tiene cierta legitimidad bíblica, pero es más útil definir la obra de Dios como una armonía perfecta en todas las áreas de su consejo: la creación, la providencia, la salvación y la restauración de todas las cosas. Cada una de estas obras es de carácter trinitario.

1. Del Padre proceden todas las cosas y en este sentido él es mayor que todos y mayor que el Hijo (Juan 10.29; 14.28). El Padre tiene la iniciativa, hace el plan y define los propósitos.

· Todas las cosas existen por medio del Hijo. El Padre ejecuta su voluntad por medio del Hijo (Hebr. 1.2,3; Col.1.16, 17).

· El Padre obra en el Espíritu Santo. Esto quiere decir que el Espíritu Santo elabora la voluntad del Padre, definiendo las circunstancias y las condiciones (salmo 33.6; Is.4.4; Zac.4.6; 1Cor.2.10; Gál.5.5, 18,25).

2. El Hijo cumple la voluntad del Padre en el Espíritu Santo, es decir la ejecuta según las circunstancias y condiciones del Espíritu Santo.

3. El Espíritu realiza la voluntad del Padre, cumplida por el Hijo, preparando, dirigiendo y terminando (perfeccionando) las circunstancias y condiciones de ella, así que todas las cosas existen en el Espíritu Santo.

Evaluación de la doctrina de la Trinidad

La doctrina de la Trinidad no depende de nuestra comprensión del Ser de Dios, que sigue siendo un misterio, sino de la revelación de sus Nombres, que en el Antiguo Testamento ya sugieren su pluralidad y que en el Nuevo Testamento nos señalan a las tres Personas. Creemos en la Trinidad a causa de la venida del Señor Jesús y del Espíritu Santo. Jesús fue honrado por su Padre como el Hijo en quien tenía complacencia (Mat.17.5 etc.). Fue una persona, a pesar de su humildad, vestida con los atributos de Dios, incluso en su muerte. ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios! (Mateo 27.54), así lo reconoció el centurión romano que lo había ejecutado en la cruz. Su resurrección demostró la verdad de todas sus palabras, de modo que fue declarado Hijo de Dios con poder según el Espíritu de santidad por su resurrección de entre los muertos (Rom.1.4). Igualmente, los discípulos del Señor Jesús reconocieron al Espíritu Santo que vino a ellos como una Persona divina por la comunión que tenían con Él (2Cor.13.14).

De ELCR

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