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Luis Vogt

La cultura de la “cancelación y "el peligro del pensamiento único"


Al inicio de semana, se publicó en Harper's la carta de 150 prestigiosos intelectuales, entre los que se encontraban nombres tan ilustres y de tendencia progresista como los de Margaret Atwood, Noam Chomsky, Salman Rhusdie o J. K. Rowling, en donde estos alertaban sobre algo que venían observando: una «restricción del debate». Así, en términos generales, aunque acentuado tras las protestas raciales por la muerte de George Floyd. Y pedían, por ello, «preservar la posibilidad de desacuerdos de buena fe sin consecuencias profesionales nefastas». Básicamente, lo que hacían estos pensadores era poner sobre la mesa su rechazo a lo que se conoce como «cultura de la cancelación» o «cultura de cancelar» (en inglés «cancel culture»), y alertaban de como esta práctica estaba siendo levantada con auge por la ultraizquierda

Pero, ¿qué es «la cultura de la cancelación»? Es un concepto de hace un lustro, en realidad, pero básicamente consiste en que “un personaje público dice o hace algo inconveniente u ofensivo hacia alguna persona o grupo, donde este con o sin razón rápidamente desencadena reacciones que buscan la «cancelación» de esa persona”, y considera en su consumación una serie de boicots a su labor profesional, o a la plataforma que le sirve de altavoz a sus reflexiones, a sus empleadores, familia, etc. En definitiva, supone el fin de su reputación.

¿Cómo nació el término “cancelar”?

Según consigna el artículo de The New York Times “Everyone Is Canceled” (“Todos están cancelados”), el uso de la palabra “cancelled” tiene sus raíces en el Black Twitter, la red de usuarios de la comunidad negra en Estados Unidos. La definición más aceptada en Urban Dictionary señala que “cancelado” es el efecto de descartar a alguien.

Una de las primeras intervenciones con las que se popularizó el término tuvo lugar en 2016, en la webserie Joanne the Scammer, en un episodio en el que el personaje principal batalla contra una máquina de expreso y acaba decretando que la empresa entera está cancelada.

En conversación con el periódico estadounidense, el guionista del capítulo, Jason Richards, explicó que “lo divertido de esto viene de lo inhumano que es”. En 2017, con el ascenso del movimiento #MeToo y las denuncias contra Harvey Weinstein y Kevin Spacey, el término comenzó a usarse con más frecuencia no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. Desde ahí, comenzamos a ver cómo algunas celebridades fueron, una por una, siendo borradas del mapa, a veces con razón, otras por simple presunción.

¿Cómo opera?

« Se produce una reacción pública, a menudo alimentada por las redes sociales progresistas», dice el portal estadounidense de noticias y opinión «Vox», y «luego vienen las llamadas públicas para cancelar a la persona, es decir, para acabar su carrera o revocar su prestigio cultural». O como dice «Dictionary», en su ramificación de cultura pop, «la cultura de la cancelación se refiere a la práctica popular de retirar el apoyo («cancelar») a figuras públicas o empresas después de que hayan hecho o dicho algo considerado desagradable u ofensivo. La cultura de cancelación generalmente es realizada en las redes sociales en forma de vergüenza grupal».

Volviendo a la carta de estos renombrados escritores, periodistas, profesores universitarios o incluso músicos iba dirigido como aviso a navegantes de la izquierda, a fin paren con el grado de polarización a que esto arrastra, y con el fin de detener este auge.

«El libre intercambio de información e ideas» se está volviendo «cada vez más restringido», algo que, si bien se esperaba mas «en la derecha radical». Se plantea que «la censura también se está extendiendo más ampliamente» con «una intolerancia de puntos de vista opuestos, una moda que lleva a la vergüenza pública y el ostracismo, y la tendencia a disolver cuestiones políticas complejas en una ceguera moral cegadora», un atentado directo a lo que los mismos izquierdistas declaran defender, “la libertad de expresión.

¿Qué es el pensamiento único?

Una definición simple sería “la posible continuación de la cultura cancelatoria: que pretende establecer en el mundo lo qué está bien pensar y qué no, y al que osa salirse de esos límites establecidos, “cancelled”. (Se le cancela)

El escritor argentino Gonzalo Garcés viene reflexionando sobre esto hace tiempo. “La cultura de la cancelación es un virus social que saltó de los claustros universitarios a los medios y a la sociedad en general. El origen se puede trazar en ciertas ideas de Michael Foucault, que pueden resumirse a grosso modo, en que no hay ninguna verdad o realidad objetiva sobre la cual muchas personas pueden ponerse de acuerdo, sino que solo existen diferentes discursos que funcionan como el marco de lo que se puede pensar y, en la práctica, funcionan como dispositivos de dominación”, explica.

Para concluir la cultura de la cancelación es otra forma de manipular la realidad y de perjudicar a otros hasta anularles completamente en su opinión, quitarles validación en la sociedad, solo porque no piensan como nosotros, porque sus ideas y creencias aparecen contrarias a las corrientes de una seudo modernidad carente de verdaderos valores que rige gran parte del pensamiento actual y en la cual los movimientos de izquierda y los grupos minoritarios parecen moverse a sus anchas haciendo suyo otro recurso que nació para otros ideales pero que sirve como anillo al dedo a sus oscuros propósitos.

La iglesia también está siendo objeto de esta cultura, con la introducción de antivalores en el inconsciente colectivo de la gente; en los programas de educación impulsados por el estado; en la aprobación de leyes anti valóricas y contra la familia; en donde se nos arrincona en nuestros pensamientos, colocando en tela de juicio nuestras creencias tratando de acomodar la doctrina de manera tal que resulten acorde a las nuevas modas; a los nuevos conceptos del relativismo moral impulsado por estas mismas minorías; pretendiendo llevar cautivos nuestros pensamientos. En esto debemos estar alertas para no caer presos de estas artimañas, y ser culpables de dañar a la iglesia por no haber sabido defender la esperanza que Dios depositó en nosotros, al diablo le encantaría que la “cultura de la cancelación” hiciera presa de los lideres cristianos deslegitimando el mensaje y provocando desazón entre el pueblo de Dios.

(Harper's Magazine es una revista mensual estadounidense que trata temas políticos, financieros, artísticos y literarios. Fundada en 1850, es una de las publicaciones más antiguas de los Estados Unidos, con una tirada que hoy día llega a los 220 000 ejemplares)

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