Desde los primeros siglos de la era cristiana hasta el presente siglo, la evangelización ha sido parte vital en la vida de la iglesia. Muchos son los siervos, que, usados por el Señor, han llevado la luz del evangelio a millones de corazones en oscuridad. Hoy pastores y misioneros en diferentes países del mundo siguen las mismas pisadas, aunque experimentan cierta inconformidad al pretender una mayor efectividad en la presentación bíblica del evangelio, ante un pragmatismo y escepticismo marcado y falsos evangelios. Pienso que tal realidad nos estimula a reflexionar en cuán importante ha de ser la evangelización para el creyente en nuestros días.
Entre las razones por las cuales debemos considerar la evangelización como una obra de gran importancia y la principal tarea de la iglesia, podemos citar:
Su papel central en las Escrituras
Toda percepción o análisis de evangelización ha de concentrarse en la Escritura (el Evangelio) y a partir de la Escritura. Ella es suficiente y nos ha sido dada con tal propósito. En términos bíblicos, el momento que surge la evangelización dentro del diseño de Dios se da en el Nuevo Testamento. Es Jesús, quien trae y anuncia de forma encarnada el evangelio de la promesa, vislumbrado en los profetas (Is.53:1-12). Se observa entre los cuatro capítulos iniciales de (Mateo, Marcos, Lucas, Juan) y al final de casi todos estos escritos, mención explícita a la evangelización (Mt.4:17). De igual firma, 25 capítulos en Hechos hacen referencia al tema; siendo los apóstoles o discípulos del Señor, quienes comparten las buenas noticias en presencia del pueblo (Hch.8:4-5), para con una persona en particular (Hch.8:26-38), a cierto grupo de parientes y amigos (Hch.10:24-48), en presencia del Concilio de Jerusalén (Hch.15), gobernadores regionales o del mismo Rey Agripa (Hch.24, 25, 26). Por último, las cartas de Pablo son ejemplo vivo y personal de evangelización. Como siervo y apóstol de Jesucristo, nos dejó el legado de una vida entregada totalmente a la misión de evangelizar, en la gracia del Señor, el poder del Espíritu y para la gloria de Dios Padre (2Co.10:13-17).
Su rol dentro del plan eterno de Dios
En cuanto al rol del evangelicalismo dentro del plan eterno de Dios, entendemos que, como creyentes, Dios no provee cierta confianza en la evangelización, gracias a su soberana elección (Ef. 1:4-5). Luego las conversiones no dependen de nuestra elocuencia ni de las estrategias que usemos. Sin embargo, esto no nos debe llevar al extremo de minimizar la seriedad la evangelización, pues Dios obra a través de causas secundarias. Él se sirve de medios, instrumentos y condiciones naturales para llevar a cabo sus propósitos salvadores. De ahí que Dios use la locura de la predicación para salvación (1Co.1:21). Por otra parte, la relación entre fe y oír, escuchar y la palabra de Dios, muestra la relevante implicación del llamamiento exterior (evangelización) dentro del plan eterno de Dios (Rom.10:17).
Alcance y Dinamismo
La evangelización también se distingue por su alcance. Jesús llama a sus discípulos a ser testigos desde Jerusalén y hasta lo último de la tierra (Hch.1:8). Siendo asì, esta forma particular (comunicación oral de la historia de Jesús) es la que permite sembrar la semilla en cualquier lugar donde halla vida humana. Esta misión goza de un dinamismo excepcional. Con ello quiero decir que el mensaje es presentado a través de los medios de difusión masiva, a través de intercambios personales o en plazas públicas usando ciertas expresiones, como, por ejemplo, el arte.
En el caso de Cuba, todavía existen ciertos inconvenientes para la práctica de algunos métodos al compartir las buenas nuevas. Sin embargo, hace algunos años ha habido cierta cobertura para exponer el evangelio públicamente; llegando de manera muy discreta y controlada hasta algunos medios/espacios públicos. Es conveniente aclarar que este dinamismo no puede llevarnos a comprometer, ni a omitir, el puro y definido evangelio (Gál.1:8-9). Es necesario que tengamos conciencia bíblica, de lo que constituye y no constituye “hacer evangelización” pues en su praxis, se corre el riesgo de distorsionar esta valiosa y encomiable misión.
¡Ahora querido lector, que estas líneas en el poder del Espíritu, inquieten nuestra voluntad para compartir con más fervor y pasión el evangelio de Jesucristo!
Hacia una evangelización fiel a la palabra
La evangelización tiene un papel central en la Escritura. Su rol dentro del plan de la salvación, además, su alcance y dinamismo son aspectos de gran importancia para todo creyente. Se hace evidente hoy en nuestro mundo la urgencia de la predicación, pero bajo esta premisa suele descuidarse el valor cardinal del mensaje, de tal forma que no se transmite el evangelio con fidelidad a la Escritura.
Es posible identificar varias de las tendencias erróneas en la evangelización, con un mensaje que sirve a las características de este mundo postmoderno, donde predomina en palabras de Bernard Coster “el hedonismo consumista como sinónimo de felicidad, el multicriterio y la opinión en contraste a un sistema de verdad y una religiosidad ligera en contraste con la fidelidad a una religión. Considerando estas desviaciones, proponemos algunos principios para aquellos que buscan ser fiel a la verdad bíblica.
Hacer evangelización no es decir lo que las personas desean escuchar
En el centro de este mensaje se describe a Dios como alguien que nos ama, que desea lo mejor para nosotros, que da solución a todos nuestros problemas y liberación de sufrimiento a quien le busca, y asimismo, desea que creamos en Él para darnos ¿algo? maravilloso en el futuro. Todo esto trae como resultado un evangelio sin la continuidad histórica plasmada en la Escritura (Hch 13:32), un anuncio soportado por el énfasis antropocéntrico, que pretende coincidir con las mayores demandas arraigadas en el corazón de los hombres de hoy.
En cambio, la evangelización ha de caracterizarse por el carácter excluyente y único del evangelio (Gál. 1:8). El nombre de Jesús debe ser tema central de este mensaje. Su muerte sustitutiva, que hace posible una nueva relación del hombre culpable y rebelde con Dios, y su resurrección son los fundamentos de tal buena nueva (Hch. 4:12). De modo que una adaptación inadecuada, que conlleve a transformar la esencia de este mensaje, es traspasar los límites de la propia Escritura (Gál.1:8).
Una evangelización fiel a la Escritura no implica comunicar “otra verdad”
Los creyentes en ocasiones suelen comunicar el mensaje de salvación como si fuera “otra verdad”, dejando así una brecha abierta hacia “una verdad relativa”, como antesala del politeísmo. Esta idea es expresada en lenguaje popular como: “Tú crees en lo tuyo y yo en lo mío”. De tal manera puede darse a entender que existe otro camino de salvación, lo cual no corresponde fielmente con la Escritura (Jn. 14:6).
Hacer evangelización fiel a la Biblia no cuenta el testimonio personal de manera que sustituya o ensombrezca la obra única y singular de Jesús
Contar el testimonio personal es otra de las variantes comunes en la evangelización, que puede violentar la fidelidad al texto bíblico cuando suplanta o suprime los aspectos esenciales del evangelio. El apóstol Pablo usa el testimonio personal (Hch. 22:1-21), pero lo hace ante las autoridades y con el fin de testificar de Cristo, definiendo su obra de salvación (Hch 23:11). El testimonio personal puede ser usado para apoyar cierto efecto o fruto del Espíritu por la obra de Cristo en el arrepentido (Lc. 19:8-10), pero hemos de procurar que de ningún modo suplante u opaque la obra única que Dios hizo en Cristo para salvación y perdón de pecados.
Algunos cristianos llegan a pensar que no es necesario usar palabras para hacer evangelismo, sino tan sólo “vivir la fe”. En realidad, el evangelio nos cambia y las buenas obras, como evidencia de la fe, sirve para atraer a ciertas personas a Cristo (Hch. 16:19-40), pero no se debe olvidar que el evangelio ha sido dado en palabras y con un contenido definido (Rom. 10:17). El mismo evangelio presenta una demanda de arrepentimiento y fe. Luego, si no es expuesto el evangelio bíblico en forma oral, el no creyente no sabrá de qué arrepentirse, ni qué es lo que ha de creer para ser salvo.
La evangelización que persigue ser fiel al texto bíblico toma en cuenta que la vida, muerte y resurrección de Jesús son aspectos no negociables en dicha misión. De esta manera implica el anuncio del evangelio (1Co. 15:1-4), una explicación sin alterar el mensaje esencial definido en la Palabra (Hch.16: 32-34), una demanda (arrepentimiento y fe) (Lc. 5:32) y la advertencia de las consecuencias de no abrazar este anuncio (Jn. 3:18).
Coster. Bernard “Unidad y Diversidad en la historia de la Iglesia”. 2008.(Libro en versión digital)
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