El proyecto busca, entre otras cosas, la construcción social de la sexualidad y a la identidad de género desde la sala cuna hasta la universidad. La Constitución política vigente es uno de los últimos bastiones jurídicos que van quedando para impedir que el Estado vulnere estos derechos y que adoctrine a los niños.
Mucho se ha hablado hoy en Chile y en todo el mundo de la “Educación Sexual Integral”, conocida también como ESI. No existe una definición única de ESI, lo cual ha sido motivo de controversia, pero lo que sí podemos señalar es que se refiere una forma específica de educación sexual gráfica y explícita diseñada para cambiar las normas sexuales de la sociedad, promoviendo comportamientos de alto riesgo en los niños, incluso entre los más pequeños. La educación sexual como política pública tiene sus orígenes a principios del siglo XX, en Estados Unidos, donde existía una pandemia de enfermedades de transmisión sexual, lo que causó estragos en la salud pública. Esto empeoró durante los años de la Primera Guerra Mundial debido al libertinaje sexual de los soldados, muchos de los cuales eran jóvenes que se vieron libres de la vigilancia de sus familias. La consecuencia fue que los soldados se encontraban enfermos en el campo de batalla, por lo que para velar por la seguridad nacional, la educación sexual se convirtió en una política pública, extendiéndose a todo el mundo con posterioridad. A los precursores de la ESI los podemos encontrar en 1919, en el (afortunadamente) brevísimo régimen comunista húngaro de Bela Kuhn y en su Comisario de la Cultura, Georg Lukács. Lukács fue uno de los fundadores de la Escuela de Frankfurt, y, al igual que Gramsci, consideró que el obstáculo para implantar el marxismo se debía a la cultura occidental, cuyos pilares son la familia, el cristianismo y las tradiciones. Al ser designado en el cargo, su primera medida fue implementar un programa de educación sexual, en el cual se animaba a los niños a rebelarse contra la autoridad de sus padres e ignorar los preceptos morales. Se instruía a los niños en las “bondades” del “amor libre” y los intercambios sexuales, así como la naturaleza irracional y opresora de la familia tradicional, de la monogamia y de la religión. Este “programa” encontró una férrea resistencia por parte de los padres. Hoy en día la ESI es un denominador común en las reformas educacionales que se están impulsando en gran cantidad de países, siguiendo las directrices de las NACIONES UNIDAS y sus organismos UNICEF y UNESCO. La expresión Educación Sexual Integral es solo un idiolecto con pretensiones científicas, pues no es otra cosa que adoctrinamiento en Ideología de Género. Sostiene que los niños deben experimentar con su sexualidad, incluyendo su orientación sexual. Asimismo deben cuestionar su “identidad de género” y explorarla para ejercer su “derecho a elegir” si desean ser hombres o mujeres, según su autopercepción. Los métodos de enseñanza implican también la exploración entre pares, tocamientos, caricias, cambios de rol (femenino y masculino), etc. Se enseña que pueden existir “diversos tipos de familias” y que deben “deconstruirse” los “estereotipos de género”, pues han sido impuestos por una sociedad patriarcal y heteronormada. Los resultados de la aplicación práctica de la ESI pueden verse en países como Canadá, España y Argentina, entre otros y se encuentra documentado en numeroso material bibliográfico y audiovisual, que puede ser encontrado con relativa facilidad en la red. En septiembre de 2019 se presentó el proyecto de ley que establece bases generales para la educación afectiva y sexual de niños, niñas y adolescentes, en los establecimientos educacionales, conocido como Proyecto de Ley de Educación Sexual Integral. La ley vigente es la N° 20.418, la cual, según el proyecto, está planteada únicamente desde un enfoque sanitario, omitiendo, entre otras cosas, la sexualidad como construcción social y la identidad de “género”, las cuales deben ser consideradas desde la sala cuna hasta la universidad. Además de los parlamentarios autores de la moción, la elaboración del proyecto contó con la participación de organizaciones como UNESCO, APROFA (filial de PLANNED PARENTHOOD en Chile) y la Corporación MILES, que también recibe colaboración de esa infame entidad. Llama la atención que un diputado como Jaime Bellolio (uno de los autores del proyecto), quien se declara pro-vida, colabore con dichas entidades sabiendo cuáles son sus actividades. Es también sumamente preocupante que éstas sean las impulsoras de un proyecto de educación sexual. Ya que todo esto provendrá del Estado, corresponderá una vez más a los padres oponer una férrea resistencia a estas políticas que buscan obtener una hipersexualización temprana de los niños. Un ejemplo de esta resistencia se puede encontrar en España, donde una iniciativa de VOX, llamada PIN PARENTAL, que consiste en una solicitud dirigida a los directores de los centros educativos para que se informe previamente a los padres, sobre cualquier materia o actividad que afecte a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad y que puedan resultar intrusivos para la conciencia y la intimidad de los niños, con el fin de que los padres puedan conocerla de antemano para dar o no su autorización. Tal como sucedió en 1919 en Hungría, será la familia la principal unidad de contención y protección de los niños frente a los abusos del Estado y la cosmovisión totalitaria que desea imponer. Camilo Cammás Brangier Abogado, analista legislativo (idiolecto, Manera particular que cada individuo tiene de hablar una lengua."el idiolecto viene determinado por circunstancias personales)
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