Varios años atrás Robin Collins, un filósofo cristiano que se especializa en cosmología, justamente después de haber regresado de una conferencia sobre ciencia y teología patrocinada por la Fundación John Templeton. "Bill", dijo, "Cuando estos científicos hablan del multiverso, ¡esa es en realidad su forma de hablar sobre teología! ¡Esa es su manera de hacer metafísica sin utilizar la palabra Dios!"
De hecho, sospecho que para muchos en nuestra cultura contemporánea el multiverso sirve como una especie de sustituto para Dios. El multiverso desempeña el rol de creador y diseñador del universo. Él explica por qué el universo vino a la existencia y por qué el universo está finamente ajustado para la existencia de vida inteligente e interactiva. Por lo tanto, es una especie de deidad sustituta.
¿Qué es el multiverso?
El término proviene de la cosmología inflacionaria, la cual se emplea a menudo para defender la visión de que nuestro universo no es más que un dominio (o "universo de bolsillo") dentro de un universo mucho más grande, o multiverso. En un intento para explicar la asombrosa suavidad a gran escala del universo, ciertos teóricos propusieron que una fracción de segundo después de la singularidad del Big Bang, el universo pasó por una fase de expansión súper rápida o inflacionaria que sirvió para empujar más allá de nuestro horizonte de eventos las irregularidades. Según la teoría inflacionaria, nuestro universo existe en un estado de vacío verdadero con una densidad de energía que es casi cero. Pero algunos teóricos proponen una hipótesis que dice que es sólo una burbuja de vacío verdadero en un estado más amplio de vacío falso con una densidad de energía muy alta. Si postulamos que las condiciones que determinan la densidad de energía y la evolución del estado de vacío falso simplemente fuesen ciertas, entonces el vacío falso se expandirá tan rápidamente que, a medida que se deteriora en burbujas de vacío verdadero, los "universos de burbujas" formados en este océano del vacío falso, aunque ellos mismos se expanden en proporciones enormes, no podrán mantenerse al ritmo de la expansión del vacío falso y, por eso, se encontrarán cada vez más separados con el tiempo.
Ahora bien, por supuesto, la existencia de un multiverso no es incompatible con el teísmo. Dios pudo haber creado un multiverso, si así hubiese querido. De hecho, creo que veremos que el teísmo es la mejor esperanza para aquellos que quieren creer en el multiverso. La mejor apuesta para pensar que existe un multiverso es si Dios existe.
¿Será, pues, que la creencia en un multiverso hace a Dios innecesario? Ahora bien, en cierto sentido, la respuesta es obviamente “no”. Un multiverso no nos proporciona un fundamento para los valores morales objetivos ni tampoco nos ama o nos salva del pecado. Pero la afirmación es que el multiverso hace a Dios innecesario con respecto a la creación y al diseño del universo. Por lo tanto, el multiverso es significativo en lo que trata con un derrotador [defeater] de los argumentos cosmológicos y teleológicos para la existencia de Dios. La pregunta es si el teólogo natural puede lograr construir un caso a favor de Dios como el creador y diseñador del universo frente a la hipótesis del multiverso.
El Argumento Cosmológico
Comencemos, primero, con los argumentos a favor de Dios como el creador del universo. Una versión del argumento cosmológico procura probar que Dios trajo el universo a la existencia en algún momento [especifiico] en el pasado finito. El argumento cosmológico kalam se originó de los intentos de los pensadores cristianos para poder refutar la doctrina de Aristóteles de la eternidad del universo y se desarrolló en las manos de los teólogos islámicos medievales en un argumento para la existencia de Dios.[1] Veamos la formulación de este argumento por Al-Ghazali (1058-1111). Él raciocina de la siguiente manera: "Todo ser que comienza tiene una causa para su comienzo; Ahora el mundo es un ser que comienza; Por lo tanto, él posee una causa para su comienzo”.[2]
Podemos resumir el raciocinio de Ghazali en tres sencillos pasos:
Todo lo que comienza a existir tiene una causa.
El universo comenzó a existir.
Por lo tanto, el universo tiene una causa.
Durante la Edad Media, antes del nacimiento de la ciencia moderna, las personas disponían de indicios científicos para el comienzo del universo. Ghazali presentó argumentos filosóficos ingeniosos para explicar el motivo por el cual el pasado tenía que ser finito. Durante el siglo XX, con el descubrimiento de Albert Einstein de la teoría general de la relatividad y su aplicación a la cosmología, indicios empíricos impresionantes surgieron a favor del comienzo del universo.
Los indicios empíricos a favor del comienzo del universo provienen de lo que es, sin lugar a dudas, uno de los campos científicos en desarrollo más excitante de la actualidad: la astronomía y la astrofísica. Antes de la década de 1920, los científicos siempre habían supuesto que el universo era estacionario y eterno. Los temblores del inminente terremoto que derrocaría esta cosmología tradicional se hicieron sentir por primera vez en 1917, cuando Albert Einstein hizo una aplicación cosmológica de su recién descubierta teoría gravitacional, la Teoría General de la Relatividad. Para su disgusto, Einstein descubrió que su Teoría General no permitiría un modelo eterno y estático del universo, a menos que él manipulara las ecuaciones para poder compensar el efecto gravitacional de la materia. Consecuentemente, el universo de Einstein se equilibraba en un filo de una navaja, y la mínima perturbación—incluso el transporte de la materia de una parte del universo a otra, haría que el universo explotase o se expandiese. Tomando en serio esta característica del modelo de Einstein, el matemático ruso Alexander Friedman y el astrónomo belga Georges Lemaître pudieron formular, independientemente del uno al otro en la década de 1920, soluciones a sus ecuaciones que predecían un universo en expansión.
La importancia monumental del modelo de Friedman-Lemaître se encuentra en su historización [historization] del universo. Como ha observado un comentarista, hasta la época la idea de la expansión del universo "estaba absolutamente más allá de la comprensión. A lo largo de toda la historia humana, se consideraba que el universo era fijo e inmutable, y la idea de que eso pudiera realmente cambiar era inconcebible".[3] Pero si el modelo de Friedman-Lemaître estuviese correcto, el universo ya no podría ser tratado adecuadamente como una entidad estática existente, en efecto, atemporalmente. Más bien, el universo tiene una historia, y el tiempo no será cuestión indiferencia en nuestra investigación del cosmos.
En 1929, el astrónomo estadounidense Edwin Hubble demostró que la luz de las galaxias distantes es sistemáticamente desplazada hacia el extremo rojo del espectro. Este desplazamiento hacia el rojo era considerado un efecto Doppler, lo que indicaba que las fuentes de la luz estaban retrocediendo en la línea de visión. Lo increíble es que aquello que Hubble descubriría era la expansión del universo prevista por Friedman y Lemaître sobre la base de la Teoría General de Einstein. Fue un verdadero punto de inflexión en la historia de la ciencia. John Wheeler declaró lo siguiente: "De todas las grandes predicciones que la ciencia ha hecho a lo largo de los siglos, ¿hubo alguna mayor que esta, la de predecir y predecir correctamente y predecir contra toda expectativa un fenómeno tan fantástico como la expansión del universo?"[4]
Según el modelo de Friedman-Lemaître, a medida que avanza el tiempo, las distancias que separan las galaxias se hacen mayores. Es importante comprender que el modelo no describe la expansión del contenido material del universo en un espacio vacío preexistente, sino, más bien, la expansión del propio espacio. Se concibe que las galaxias están en reposo con respecto al espacio, pero retroceden progresivamente unas de las otras a medida que el propio espacio se expande o se extiende, así como los botones pegados a la superficie de un balón retrocederán uno del otro a medida que se infla el balón. A proporción que el universo se expande, él se vuelve cada vez menos denso. Esto tiene la asombrosa implicación de que cuando se invierte la expansión y se extrapola de vuelta en el tiempo, el universo se vuelve progresivamente más denso hasta que se llegue a un estado de densidad infinita en algún punto en el pasado finito. Este estado representa una singularidad en la que la curvatura de espacio-tiempo (como también la temperatura, presión y densidad) se hace infinita. Por lo tanto, se trata de un límite o frontera al propio espacio-tiempo. P. C. W. Davies comenta: "Si extrapolamos esta predicción hasta su extremo, alcanzamos un punto cuando todas las distancias en el universo se han reducido o contraído hasta cero. Por lo tanto, una singularidad cosmológica inicial forma una extremidad pasada temporal al universo. No podemos continuar el razonamiento físico, o incluso el concepto de espacio-tiempo, a través de esa extremidad. Por esta razón, la mayoría de los cosmólogos piensan de la singularidad inicial como el comienzo del universo. En esta visión, el big bang representa el acontecimiento de la creación; la creación no sólo de toda la materia y energía en el universo, sino también del propio espacio-tiempo".[5]
Por lo tanto, el término "Big Bang" o “Gran Explosión” (originalmente una expresión burlona acuñada por Fred Hoyle para caracterizar el comienzo del universo predicho por el modelo de Friedman-Lemaître) es potencialmente engañoso, ya que la expansión no puede ser visualizada desde el exterior, (ya que no hay ningún “exterior" así como tampoco hay un “antes” con respecto al Big Bang).
El modelo patrón del Big Bang, como el modelo de Friedman-Lemaître llegó a ser llamado, describe, pues, un universo que no es eterno en el pasado, sino que llegó a existir en un tiempo finito. Además,—y esto merece subrayarse—el origen que postula es un origen absoluto de la nada, ya que no sólo toda la materia y la energía, sino también el espacio y el tiempo llegan a la existencia en la singularidad cosmológica inicial. Como los físicos John Barrow y Frank Tipler enfatizan: "En esta singularidad, el espacio y el tiempo vinieron a la existencia; literalmente nada existía antes de la singularidad, así que, si el Universo se originó en tal singularidad, tendríamos verdaderamente una creación ex nihilo (de la nada)”.[6] Por lo tanto, podríamos gráficamente representar el espacio-tiempo como un cono (figura 2).
Figura 2: Representación Cónica del Modelo Patrón Espacio-Tiempo. El espacio y el tiempo comienza en la singularidad cosmológica inicial, antes que literalmente no existiera nada.
En ese modelo, el universo se originó ex nihilo en el sentido que en la singularidad inicial es verdad que No hay un punto espacio-temporal anterior o es falso que Algo existió antes a la singularidad.
He finally felt forced to conclude, “The beginning seems to present insuperable difficulties unless we agree to look on it as frankly supernatural.”[8] The problem of the origin of the universe, in the words of one astrophysical team, thus “involves a certain metaphysical aspect which may be either appealing or revolting.”[9]
Ahora bien, tal conclusión es profundamente inquietante para cualquiera persona que reflexione sobre ella. Pues la siguiente pregunta no puede ser suprimida: “¿Por qué surgió el universo a la existencia? Sir Arthur Eddington, contemplando el comienzo del universo, opinó que la expansión del universo era tan absurda e increíble que "siento casi una indignación de que cualquiera pueda creer en ella, con excepción de mí".[7] Al final él se sintió forzado a concluir diciendo: “Finalmente se sintió obligado a concluir "El comienzo parece presentar dificultades insuperables a menos que nos estemos de acuerdo de mirarlo francamente como sobrenatural”.[8] El problema del origen del universo, en palabras de un equipo de astrofísicos, "implica un aspecto metafísico determinado que pueda ser atrayente o repulsivo”.[9]
Como repulsivo por las implicaciones metafísicas del modelo patrón, algunos teóricos han procurado formular modelos no estándares [patrones] para evitar el comienzo del universo. La postulación de un multiverso es uno de los modelos más celebrados. El cosmólogo ruso Andrei Linde ha defendido la idea de que la inflación es eterna en el futuro. Eso quiere decir que, en el modelo de Linde, la inflación nunca acaba: cada burbuja inflacionaria del universo, cuando alcanza cierto volumen, da origen via inflación a otro dominio, y así sucesivamente, ad infinitum. El modelo de Linde tiene, por lo tanto, un futuro infinito.
Sin embargo, Linde está preocupado con la idea de un comienzo absoluto. Él escribe lo siguiente: "El aspecto más difícil de este problema no es la existencia de la propia singularidad, sino la cuestión de lo que había antes de la singularidad […] Este problema se encuentra en algún lugar en la frontera o límite entre la física y la metafísica".[10] Linde, entonces, propuso que la inflación no sólo no tiene fin, sino que tampoco tiene comienzo. Cada dominio en el universo es el producto de la inflación en otro dominio, de modo que la singularidad es evitada y, con ella, también se evita la cuestión de lo que vino antes (o, para ser preciso, de qué lo causó). Nuestro universo observable resulta siendo nada más que una burbuja en un eterno y multiverso más amplio de mundos. Así, el multiverso eterno y sin causa es el creador de nuestro universo.
En 1994, sin embargo, Arvind Borde y Alexander Vilenkin demostraron que cualquier espacio-tiempo que esté en inflación eternamente en dirección hacia el futuro no puede ser "geodésicamente completo" en el pasado, es decir, debe haber existido en algún punto del indefinido una singularidad inicial. De ese modo, la hipótesis del multiverso no puede ser eterna en el pasado. Ellos escriben de la siguiente manera:
Un modelo en que la fase inflacionaria no tenga fin […] conlleva naturalmente a esta pregunta: ¿Puede este modelo extenderse también hacia el pasado infinito, evitando así el problema de la singularidad inicial?
[…] esto, de hecho, no es posible en el espacio-tiempo inflacionarios eternos en el futuro, siempre y cuando obedezcan ciertas condiciones físicas razonables: tales modelos deben necesariamente poseer singularidades iniciales.
[…] el hecho de que los espacios-tiempos inflacionarios son incompletos en el pasado nos obliga a abordar la cuestión de qué, si es que existiera algo, vino antes.[11]
En respuesta, Linda concordoo con la conclusión de Borde y Vilenkin: Debe haber una singularidad de Big Bang en algún punto en el pasado.[12]
En 2003 Borde y Vilenkin, en colaboración con Alan Guth, el padre de la cosmología inflacionaria, lograron reforzar su conclusión elaborando un nuevo teorema independiente de la suposición de la llamada "condición de energía débil", que los partidarios de la inflación eterna en el l pasado talvez habían negado, en un esfuerzo para salvar su teoría.[13] El nuevo teorema, en las palabras de Vilenkin, “parece cerrar aquella puerta por completo”.[14] El teorema de Borde-Guth-Vilenkin prueba que el espacio-tiempo clásico, en una condición única y muy general, no puede extenderse hasta la infinidad pasada, sino que debe llegar a un límite en algún momento en el pasado finito. Ahora bien, o había o no algo en el otro lado de ese límite. Si no lo había, entonces el límite es simplemente el comienzo del universo. Si hubiera algo en el otro lado, entonces será una región descrita por la teoría de la gravedad cuántica, aún esa región no ha sido descubierta. En ese caso, dice Vilenkin, ese algo será el comienzo del universo. Sea como sea, el universo comenzó a existir.
En 2012 en Cambridge en la conferencia conmemorando el cumpleaños número 70 de Stephen Hawking, Vilenkin presentó un artículo que hacía un sondaje de la cosmología actual referente a la pregunta: “¿Tuvo el Universo un Comienzo?” Él argumentaba que “ninguno de esos escenarios puede realmente ser eterno en el pasado”.[15] Él concluyó diciendo: “Todas las evidencias que tenemos dicen que el universe tuvo un comienzo”.[16] Ahora bien, esa es una declaración extraordinaria. Vilenkin no dice simplemente que las evidencias a favor de un comienzo sopesan la evidencia en contra de un comienzo. Más bien, él dice que todas las evidencias que tenemos dicen que el universo tiene un comienzo. Vilenkin no titubea en afirmar:
Se dice que un argumento es lo que convence a los hombres razonables y una prueba es lo que se toma para convencer inclusive a un hombre irracional. Los cosmólogos ya no pueden esconderse detrás de la posibilidad de un universo con un pasado eterno. No hay ninguna salida, tienen que enfrentar el problema de un principio cósmico".[17]
Por lo tanto, los modelos del multiverso, así como sus predecesores, no logran evitar el comienzo predicho por el Modelo Patrón. Lejos de eliminar la necesidad de un creador, el propio multiverso requiere que un creador lo traiga a la existencia.
Argumento Teleológico
Pero, ¿qué se puede decir de la necesidad de un diseñador del universo? Talvez el más antiguo y más popular de todos los argumentos a favor de la existencia de Dios sea el argumento teleológico. Los antiguos filósofos griegos se impresionaban con el orden que permea el cosmos, y muchos de ellos atribuyeron ese orden a la obra de una mente inteligente que formó el universo. Los cielos en constante revolución en todo el firmamento eran especialmente impresionantes a los ojos de los antiguos. La Academia de Platón dedicaba mucho tiempo y pensamiento al estudio de la astronomía porque, según creía Platón, era la ciencia la que “llevaría al hombre a creer en los dioses”: el argumento basado en el alma y el argumento "del orden del movimiento de las estrellas y de todas las cosas bajo el dominio de la mente que ordenó el universo".[18] Platón empleó los dos argumentos para refutar el ateísmo y concluyó que debe haber un "alma mayor" que es el “creador y el padre de todos”, el “Rey", quien ordenó el caos primordial, haciendo de él el cosmos racional que observamos hoy.[19]
Supuestamente demolido por las críticas de Hume y de Kant, el argumento teleológico a favor de la existencia de Dios ha venido rugiendo de nuevo, ocupando un lugar prominente en los últimos años. La comunidad científica ha sido sorprendida al descubrir lo complejo y sensible que debe ser hilo de condiciones iniciales para que el universo tan siquiera permita el origen y la evolución de vida inteligente. Sin lugar a dudas, fue ese descubrimiento el que más ha servido para reabrir los libros sobre el argumento teleológico. El descubrimiento del ajuste fino cósmico para la vida inteligente ha llevado a muchos científicos a concluir que un equilibrio tan delicado de las constantes y cantidades físicas exigidas para la vida no puede ser descartado como si fuese mera coincidencia, sino que necesita de algún tipo de explicación.
¿Qué se entiende por "ajuste fino"? Las leyes físicas de la naturaleza, cuando reciben una expresión matemática, contienen varias constantes (como la constante gravitacional) cuyos valores no están determinados por las propias leyes; un universo regido por esas leyes podría ser caracterizado por cualquier valor de una amplia gama de valores para esas constantes. Además de estas constantes, existen determinadas cantidades físicas arbitrarias, como el nivel de entropía, que simplemente son puestas en el universo como condiciones limítrofes por las cuales operan las leyes de la naturaleza. Por tanto, también son independientes de las leyes. Por "ajuste fino" se pretende que los pequeños desvíos de los valores reales de las constantes y cantidades en cuestión harían que el universo fuese hostil para la vida o, por otro lado, que la gama de valores propicios a la vida sería minuciosamente estrecho en comparación con la gama de valores asumibles.
En un sentido más fácil de discernir de articular, ese ajuste fino del universo parece manifestar la presencia de una inteligencia de diseño [o inteligencia arquitectural]. La inferencia de diseño se entiende mejor no como un ejemplo de raciocinio por analogía (como a menudo se retrata), sino como un caso de inferencia a la mejor explicación.[20] La clave para detectar el diseño es eliminar las explicaciones rivales de la necesidad física y del azar. De la misma forma, un argumento teleológico que apele al ajuste fino cósmico podría ser formulado de la siguiente manera:
1. El ajuste fino del universo se debe a la necesidad física, al azar o al diseño.
2. No se debe a la necesidad física o al azar.
3. Por lo tanto, se debe al diseño.
Consideremos, primero, la hipótesis de la necesidad física. Algunos años atrás, Stephen Hawking abordó esa pregunta en una conferencia sobre cosmología en la Universidad de California, Davis. Observemos las respuestas alternativas que él identifica a la pregunta fundamental que él plantea:
¿La teoría de cuerdas o la teoría M predice las características distintivas de nuestro universo, como un universo de cuatro dimensión en expansión espacialmente plano con pequeñas fluctuaciones y el modelo estándar de la física de partículas? La mayoría de los físicos creería en vez que la teoría de cuerdas predice únicamente el universo, más que las alternativas. Estas (alternativas) son que el estado inicial del universo, está prescrito por una agencia externa, un código llamado Dios. O que hay muchos universos y que nuestro universo es seleccionado por el principio antrópico.[21]
Estas cosas representan precisamente las tres alternativas formuladas en la premisa (1). Hawking argumenta que la primera alternativa, es decir la necesidad física, es una esperanza vana. “La teoría M no puede predecir los parámetros del modelo estándar [patron]. Es obvio que los valores de los parámetros que medimos deben ser compatibles con el desarrollo de la vida […] Pero dentro de la gama antrópicamente permitida, los parámetros pueden tener cualquier valor. ¡Basta ya con que la teoría de cuerdas predice la constante de estructura fina”. Él concluye diciendo,
Incluso cuando entendemos la teoría última, ella no nos va a decir mucho sobre cómo comenzó el universo. Ella no puede predecir las dimensiones del espacio-tiempo, el grupo de simetría o grupo gauge, u otros parámetros de la teoría eficaz de baja energía […] No va a determinar cómo esa energía está dividida entre materia convencional, y constante cosmológica, o quintaesencia […] Así que para regresar a la pregunta […] ¿la teoría de cuerdas predice el estado del universo? La respuesta es que no lo hace. Ella permite un paisaje vasto de posibles universos, en los que ocupamos una localización antrópicamente permitida.
De hecho, esa idea de un "paisaje cósmico" previsto por la teoría de cuerdas se ha convertido en algo de un fenómeno en su propio derecho.[22] Resulta que la teoría de cuerdas permite alrededor de 100500 diferentes universos regidos por las leyes presentes de la naturaleza, modo que la teoría, de forma alguna, hace que los valores observados de las constantes y cantidades sean físicamente necesarios. Además, mientras que talvez haya un enorme número de universos posibles que yace dentro de la región del paisaje cósmico que permite la vida, esa región propicia para la vida será comprensiblemente minúscula cuando se compara con el paisaje entero, de modo que un dardo arrojado aleatoriamente no tendría ninguna posibilidad significativa de pegarle un universo que permita la vida [es decir, que sea propicio para].
¿Qué, pues, podemos decir sobre la alternativa del azar? Algunos teóricos han tratado de apoyar la hipótesis del azar recurriendo al llamado Principio Antrópico. Según la formulación de Barrow y Tipler, el Principio Antrópico afirma que cualquier propiedad observada del universo que, a primera vista, pueda parecer asombrosamente improbable sólo puede ser vista en su perspectiva real después de haber explicado el hecho de que ciertas propiedades jamás podrían ser observadas por nosotros, ya que sólo podemos observar propiedades compatibles con nuestra propia existencia. Sin embargo, el Principio Antrópico sólo puede ser utilizado legítimamente, con todo, con la hipótesis de Muchos Mundos [Conjunto de Mundos], según la cual existe un conjunto de mundos de universos concretos, materializando una amplia gama de posibilidades. La hipótesis de muchos mundos es esencialmente un intento por parte de los partidarios de la hipótesis del azar de multiplicar sus recursos probabilísticos para poder reducir la improbabilidad de la ocurrencia de ajuste fino.
Ahora bien, si la hipótesis de Muchos Mundos [Conjunto de Mundos] quiere merecer aceptación como una hipótesis plausible, entonces algún mecanismo plausible para generar los muchos mundos necesita ser identificado. Es ahí donde el multiverso entra al escenario. La inflación generará los muchos mundos que son necesarios para que el efecto de auto-selección del principio antrópico entre en juego.
Pues bien, un problema para la explicación del multiverso es que, como ya vimos, el teorema Borde-Guth-Vilenkin requiere que el multiverso sea finito en el pasado y que tenga un comienzo. Como el teorema de BGV requiere que el propio multiverso no pueda extenderse en el pasado infinito, sólo puede haber tantos universos de burbujas en existencia ahora como los que se han formado en el vacío falso desde la concepción del multiverso en su límite en el pasado finito. Dada la incomprensible improbabilidad de todas las constantes y cantidades cayendo aleatoriamente dentro de la gama propicia para permitir la vida, tal vez sea altamente improbable que un universo que permite o que sea propicio para la vida se haya deteriorado tan pronto, saliendo del vacío falso. En ese caso, el aguijón del ajuste fino no se ha eliminado.
Además, es mejor que el multiverso no requiera el propio ajuste fino para generar los muchos mundos, de lo contrario, el problema del ajuste fino no se ha eliminado, pero sólo se ha pateado hacia arriba. Toda la hipótesis del multiverso depende de la hipótesis de la inflación eterna en el futuro, que, a su vez, se basa en la existencia de ciertos campos escalares primordiales que rigen la inflación. Aunque Vilenkin observa que "la inflación es eterna en prácticamente todos los modelos sugeridos hasta ahora",[23] él también admite que "otra cuestión importante es si realmente existen o no en la naturaleza esos campos escalares. Desafortunadamente, no lo sabemos. No hay evidencia directa de su existencia”.[24] Esta falta de evidencia debe mitigar la confianza con la cual se presenta la Hipótesis del Conjunto de Mundos [Muchos Mundos]
Sin embargo, totalmente aparte de su naturaleza especulativa, la hipótesis del Conjunto de Mundos confronta un problema potencialmente letal. Dicho de una manera simple, si nuestro universo no es más que un miembro de un conjunto infinito de universos aleatoriamente diferentes, entonces es muchísimo más probable que deberíamos estar observando un universo muy diferente a este que, de hecho, nosotros observamos. Roger Penrose calcula que la probabilidad de que nuestro universo obtenga, por mero azar, su condición de la baja entropía están en el orden de uno de 1010 (123), un número inconcebible.[25] La probabilidad de que nuestro sistema solar debiera formarse de manera instantánea por la colisión al azar de partículas está en 1:1010(60) (Penrose le llama a eso “completamente alimento para pollos” en comparación). Siendo así, es inimaginablemente más probable la reformación instantánea de nuestro sistema solar por la colisión aleatoria de partículas que la existencia de un universo con ajuste fino. Entonces, si nuestro universo fuese simplemente un miembro al azar de un Conjunto de Mundos, es incalculablemente más probable que debiéramos estar observando un universo ordenadamente más pequeño que nuestro sistema solar. Pues existen mucho más universos observables en el conjunto de mundos en el que nuestro sistema solar llega a existir instantáneamente por medio de la colisión accidental de particular que universos que tienen ajuste fino para la vida inteligente. De hecho, el universo observable más probable es aquel en que el único cerebro viniendo a la existencia a partir del vacio cuántico y observa su mundo que, de otro modo, estaría vacio. Los universos observables de ese tipo son mucho más abundantes en el Conjunto de Mundos que en mundos como el nuestro y, por lo tanto deben ser observados por nosotros, Como no tenemos tales observaciones, ese hecho niega con firmeza la hipótesis del multiverso. En el ateísmo, por lo menos, es pues altamente probable que no haya un Conjunto de Mundos. Como la alternativa del azar se para o se cae con la Hipótesis del Conjunto de Mundos, esa explicación se considera muy improbable.
Por lo tanto, parece que el ajuste fino del universo es plausible no debido a la necesidad física ni al azar. Se deduce que el ajuste fino, pues, se debe al diseño. Por esa razón, como ya dije anteriormente, la mejor esperanza para la hipótesis del multiverso es el teísmo. Dios pudo haber creado un Conjunto de Mundos llenos de mundos deliberadamente bien ajustados.
[1] “Kal-am” es la palabra árabe para el discurso, pasando a denotar una declaración de doctrina teológica y, por último todo el movimiento de la teología islámica medieval.
[2] Al-Gazali, Kitab al-Iqtisad fi’l-I’tiqad, citado en S. de Beaurecueil, “Gazzali et S. Thomas d’Aquin: En sur la preuve de l’existence de Dieu proposée dans l’Iqtisad et sa comparaison avec les ‘voies’ thomistes”, Bulletin de l’Institut français d’archéologie orientale 46 (1947): 203.
[3] Gregory L. Naber, Spacetime and Singularities: An Introduction (Cambridge: Cambridge University Press, 1988), pp. 126-127.
[4] John A. Wheeler, “Beyond the Hole,” in Some Strangeness in the Proportion, ed. Harry Woolf (Reading, Mass.: Addison-Wesley, 1980), p. 354.
[5] P. C. W. Davis, “Spacetime Singularities in Cosmology” [Singularidades del Espacio-Tiempo en la Cosmología], en el Study of Time III [Estudio del Tiempo III], editor J. T. Fraser, publicado por Springer Verlag en el 1978, páginas 78-79.
[6] Stephen W. Hawking, A Brief History of Time [publicado en castellano por Editora Crítica como: Brevísima Historia del Tiempo] p. 123
[7] Arthur Eddington, The Expanding Universe (New York: Macmillan, 1933), p. 124..
[8] Ibid., p. 178.
[9] Hubert Reeves, Jean Audouze, William A. Fowler, and David N. Schramm, “On the Origin of Light Elements,” Astrophysical Journal 179 (1973): 912.
[10] Linde, “Inflationary Universe,” p. 976.
[11] Borde e A. Vilenkin, “Eternal Inflation and the Initial Singularity”, Physical Review Letters 72 (1994): 3305, 3307.
[12] Andrei Linde, Dmitri Linde y Arthur Mezhlumian, “From the Big Bang Theory to the Theory of a Stationary Universe,” Physical Review D 49 (1994): 1783-1826. Desde entonces, Linde intenta sugerir una manera de escapar la conclusión de un comienzo (“Inflation and String Cosmology”, <http://arxiv.org/abs/hep-th/0503195> [24 de marzo de 2005], p. 13). Él no logró, pues, extender caminos de espaço-tempo pasados hasta la infinidad, lo que es la condición necesaria para que el universo no tenga un comienzo.
[13] Arvind Borde, Alan Guth, y Alexander Vilenkin, “Inflation Is Not Past-Eternal,” http://arXiv:gr-qc/0110012v1 (1 Oct 2001): 4. El artículo fue actualizado en enero de 2003.
[14] Alexander Vilenkin, “Quantum Cosmology and Eternal Inflation,” http://arXiv:gr-qc/0204061v1 (18 April 2002): 10.
[15] Audrey Mithani y Alexander Vilenkin, “Did the universe have a beginning?” [¿Tuvo el universo un comienzo?] ArXiv 1204.4658v1 [hep-th] 20 April 2012. Cf. su declaración “no hay ningún modelo en este momento que proporcione un modelo satisfactorio para un universo sin comienzo” (A. Vilenkin, “Did the Universe Have a Beginning?” conferencia en Cambridge University, 2012). Específicamente, Vilenkin cerró la puerta a tres modelos que intentan evitar la implicación de su teorema: la inflación eternal, un universo cíclico, y un universo emergente, el cual existe por la eternidad como una simiente estática antes de expandirse.
[16] Lisa Grossman, “Why physicists can't avoid a creation event,” New Scientist 11 de enero de 2012.
[17] Alex Vilenkin, Many Worlds in One: The Search for Other Universes (Nova Iorque: Hill and Wang, 2006), p. 176.
[18] Platón, Leis 12.966e.
[19] Platón, Leis 10.893b-899c; Timeu.
[20] Véase a Peter Lipton, Inference to the Best Explanation (London: Routledge, 1991).
[21] S. W. Hawking, “Cosmology from the Top Down” (La Cosmología de Arriba hacia Abajo), un artículo presentado en la Conferencia Inflación Cósmica en Davis, Universidad de California. Davis, May 29, 2003.
[22] Véase a Leonard Susskind, The Cosmic Landscape: String Theory and the Illusion of Intelligent Design (El Paisaje Cósmico: La Teoría de Cuerdas y la Ilusión del Diseño Inteligente) publicado por Little, Brown, & Co. en el 2006.
[23] Vilenkin, Many Worlds in One, p. 214.
[24] Ibid., p. 61.
[25] Roger Penrose, The Road to Reality (New York: Alfred A. Knopf, 2005), pp. 762-5. Penrose concluye que las explicaciones antrópicas son tan “impotentes” que es algo “mal-concebido” recurrir a ellas para explicar las características especiales del universo.
[3] Gregory L. Naber, Spacetime and Singularities: an Introduction (Cambridge: Cambridge University Press, 1988), pp. 126-27.
[4] John A. Wheeler, “Beyond the Hole,” in Some Strangeness in the Proportion, ed. Harry Woolf (Reading, Mass.: Addison-Wesley, 1980), p. 354.
[5] P. C. W. Davies, “Spacetime Singularities in Cosmology,” in The Study of Time III, ed. J. T. Fraser (Berlin: Springer Verlag, 1978), pp. 78-9.
[6]John Barrow and Frank Tipler, The Anthropic Cosmological Principle (Oxford: Clarendon Press, 1986), p. 442.
[7] Arthur Eddington, The Expanding Universe (New York: Macmillan, 1933), p. 124.
[8] Ibid., p. 178.
[9] Hubert Reeves, Jean Audouze, William A. Fowler, and David N. Schramm, “On the Origin of Light Elements,” Astrophysical Journal 179 (1973): 912.
[10] Linde, “Inflationary Universe,” p. 976.
[11] A. Borde and A. Vilenkin, “Eternal Inflation and the Initial Singularity,” Physical Review Letters 72 (1994): 3305, 3307.
[12] Andrei Linde, Dmitri Linde, and Arthur Mezhlumian, “From the Big Bang Theory to the Theory of a Stationary Universe,” Physical Review D 49 (1994): 1783-1826. Linde has since tried to suggest a way to escape the conclusion of a beginning (“Inflation and String Cosmology,” arXiv:hep-th/0503195v1 (24 Mar 2005), p. 13. But he does not succeed in extending past spacetime paths to infinity, which is a necessary condition of the universe’s having no beginning.
[13] Arvind Borde, Alan Guth, and Alexander Vilenkin, “Inflation Is Not Past-Eternal,” http://arXiv:gr-qc/0110012v1 (1 Oct 2001): 4. The article was updated in January 2003.
[14] Alexander Vilenkin, “Quantum Cosmology and Eternal Inflation,” http://arXiv:gr-qc/0204061v1 (18 April 2002): 10.
[15] Audrey Mithani and Alexander Vilenkin, “Did the universe have a beginning?” ArXiv 1204.4658v1 [hep-th] 20 April 2012. Cf. his statement “There are no models at this time that provide a satisfactory model for a universe without a beginning” (A. Vilenkin, “Did the Universe Have a Beginning?” lecture at Cambridge University, 2012). Specifically, Vilenkin closed the door on three models attempting to avert the implication of his theorem: eternal inflation, a cyclic universe, and an “emergent” universe which exists for eternity as a static seed before expanding.
[16] Lisa Grossman, “Why physicists can't avoid a creation event,” New Scientist 11 January 2012.
[17] Alex Vilenkin, Many Worlds in One: The Search for Other Universes (New York: Hill and Wang, 2006), p. 176.
[18] Plato, Laws 12.966e.
[19] Plato, Laws 10.893b-899c; idem Timaeus.
[20] See Peter Lipton, Inference to the Best Explanation (London: Routledge, 1991).
[21] S. W. Hawking, “Cosmology from the Top Down,” paper presented at the Davis Cosmic Inflation Meeting, U. C. Davis, May 29, 2003.
[22] See Leonard Susskind, The Cosmic Landscape: String Theory and the Illusion of Intelligent Design (New York: Little, Brown, & Co., 2006). Susskind apparently believes that the discovery of the cosmic landscape undercuts the argument for design, when in fact precisely the opposite is true. Susskind doesn’t seem to appreciate that the 10500 worlds in the cosmic landscape are not real but merely possible universes consistent with M-Theory. To find purchase for the anthropic principle mentioned by Hawking as the third alternative, one needs a plurality of real universes, which string theory alone does not provide.
[23] Vilenkin, Many Worlds in One, p. 214.
[24] Ibid., p. 61.
[25] Roger Penrose, The Road to Reality (New York: Alfred A. Knopf, 2005), pp. 762-5. Penrose concludes that anthropic explanations are so “impotent” that it is actually “misconceived” to appeal to them to explain the special features of the universe.
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