En el artículo anterior El absurdo de la vida sin Dios, se mencionó de la necesidad de profundizar en el tema que respecta a la moral y el relativismo que nos queda de asumir como verdadero el ateísmo; pues bien, en esta ocasión me gustaría nos acompañaran a reflexionar sobre este tema tan importante tanto de forma intelectual como para nuestra vida diaria.
Para empezar con esto nos gustaría establecer algo importante que debemos saber antes de ver el relativismo moral y como este además de ser insostenible es terriblemente dañino. Para entender lo que propone una moral subjetiva, debemos tener presente que la objetividad de algo, no se evalúa con base en el acuerdo absoluto y general sobre esto mismo, si no, mas bien en reconocer algo como verdadero independientemente de la opinión humana, es decir, por mas de que existan ciertos desacuerdos en el sentido de que una o incluso un conjunto de personas decida no aceptar aquello como verdadero, no invalida su veracidad. Lo pondré en otros términos que nos permitan entender de mejor manera a lo que me estoy refiriendo, imagine usted que una persona que plantea no estar de acuerdo con una verdad matemática como la suma de dos números, independientemente de cuantas personas se organicen para creer esta realidad y practicarla, sencillamente no pueden convertir en subjetivo algo que es objetivamente erróneo, pues de la misma manera la moral tiene ciertos aspectos específicos que sabemos que son buenos o malos de manera objetiva.
¿Y si no? Es mi realidad, no la tuya.
El relativismo nos plantea que llevado a un extremo, absolutamente todo depende de quien lo mire y por lo tanto no existiría una verdad absoluta (cosa que es contradictoria ya que de ser verdadero, este tendría que ser una verdad absoluta; como planteé en un artículo previo). Sin embargo, en este caso nos interesa la parte de la moral planteada desde esta perspectiva: Pues bien, si la moral es subjetiva, simplemente no existiría ni el bien, ni tampoco el mal. No podríamos emitir ninguna clase de juicio moral real porque la objetividad implica que debemos tener un estándar objetivo de valores morales que nos permita distinguir algo como bueno o malo. Si lo dejamos aquí aunque sorprenda a algunos, se que hasta este punto una que otra persona no parece verlo como algo tan serio como lo es, pero si lo analizamos a profundidad con lo que sucede en nuestra realidad, esto conlleva a pensar que una persona que asesina a alguien por diversión, comete actos atroces como la violación o la tortura, simplemente es libre de hacerlo sin recibir un juicio verídico y real porque, como te habrás dado cuenta, si el ateísmo es verdadero, el universo y lo que en el existe, se reduce simplemente a materia actuando en el espacio tiempo, nada mas. “En un universo materialista en su fundamento no existe diseño, ni propósito, ni mal, ni bien, nada mas que una indiferencia despiadada” (Dawkins Richard, 2006). Permítanme aclarar algo en este punto, de ninguna manera estoy diciendo que los ateos por lo tanto no pueden ser buenas personas, de hecho aunque fallen en proveer una base solida para la moral; usted puede ser ateo y bien saber distinguir que asesinar a un bebe por diversión es algo realmente malo, o vivir una vida ayudando a su prójimo necesitado es bueno y por tanto hacerlo, etc. Sin embargo lo que no puede es sostener esto en su cosmovisión materialista.
Hemos desarrollado un instinto moral con la evolución.
Muchos no creyentes han tratado de fundamentar esta moral basándose en la evolución, planteando por lo tanto que, después de años de evolución, en algún punto el ser humano desarrollo una especie de sentido de conservación y la moral es fruto de esto; pues bien, hay varios problemas con este punto, primero, las leyes morales como bien lo establece Frank Turek en su respuesta (crossexamined.org), en definitiva, no son leyes biológicas o químicas; estas son necesariamente inmateriales y provienen de agentes personales. Si el naturalismo es verdadero, es imposible por lo tanto que existan leyes morales reales. En segundo lugar, las leyes naturales (químicas, biológicas y físicas) son descriptivas no prescriptivas, cuando examinamos la historia de la evolución vemos que describe netamente aquello que sobrevive, no nos dice que es lo que debería sobrevivir, hemos de suponer que nosotros lo hacemos porque somos los más aptos, pero esto no se diferencia mucho al pensamiento de la Alemania Nazi, con esta idea en la cabeza Hitler promovía el aniquilamiento de millones de judíos y discapacitados con el objetivo de crear una super raza y rendir recursos que inaptos consumían de los aptos. También se ha dicho que el instinto nos lleva a cooperar y a su vez, esto nos ayuda a lograr los objetivos; bien pues esto seguro que usted puede comprobar que es falso, en muchas ocasiones la forma mas viable de tener éxito es la competitividad y el egoísmo, la corrupción en la política es un ejemplo claro de esto.
Todo apunta a una respuesta.
Después de ver esto entonces ¿De donde proviene este sentido moral? ¿Qué estándar tenemos para la moral objetiva? ¿Hay acaso leyes que no tengan legislador alguno? Al estar Dios por encima de la propia percepción humana y ser legislador por propia naturaleza, es de lejos la mejor explicación; es El en quien reside y establece el estándar bajo el cual podemos emitir juicios de valor de forma objetiva. Si reconoces que como ser humano fuiste al igual que tu prójimo diseñado por Dios y que bajo su soberanía esta su vida, hay un marco de derechos que debes respetar y al mismo tiempo deberes por cumplir con la creación, tu prójimo, los animales. Pablo escribe en la carta a los Gálatas 3:18 que no hay ya, siervo ni dueño, judío ni griego, hombre ni mujer porque todos somos uno en Cristo Jesús. Sin embargo, también implica que hay un Dios a quien debemos responder por nuestros actos aquí en la tierra y una ley suprema que debemos respetar delante de Él, norma que todos en algún momento hemos roto, es esta la razón por la cual Jesús vino y murió por nuestros pecados, para que solo por medio de Él, y su sacrificio podamos ser justificados delante de Dios todos al arrepentirnos y reconocerlo como estableció también Pablo.
Daniel Urrego.
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